El Nacional tiene muchas áreas atractivas para la recreación y el relajamiento; entre ellas, la piscina y la terraza del jardín con su agradable brisa. Cautivadores sofás Chesterfield, ubicados bajo impresionantes luminarias de araña y un techo de madera tallada, se integran a la atmósfera de este lugar preferido tanto por extranjeros como por cubanos.
El jardín y su irrepetible vista aérea del Malecón resultan perfectos para deleitarse con un capuchino, un sándwich de atún, un puro cubano o un buen cóctel. Salpicado de palmas y muebles de mimbre típicos, es un verdadero oasis de tranquilidad a la vez que un lugar de encuentro muy popular entre hombres de negocios locales, dignatarios visitantes e iconos de la cultura cubana.
Aunque fue construido en 1930, todo aquí recuerda sus días de gloria durante los años 50: desde el Bar Histórico hasta los antiguos coches americanos de época aparcados afuera, en el largo camino que conduce a la entrada. Alquilar uno de estos automóviles con su chofer, por una hora o dos, permite sentir el glamour de aquella época.
Desde siempre, este hotel ha estado ligado a la industria cinematográfica y es la sede del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, que se celebra anualmente en La Habana.
También la música y la danza están bien representadas en el Nacional. Allí se ofrecen magníficos espectáculos todas las noches en el Cabaret Parisien, superado solo por el mundialmente famoso Tropicana. Mientras tanto, el Salón 1930 está dedicado a Compay Segundo (una de las figuras más notables del Buena Vista Social Club), donde se presentan sus sucesores semanalmente.
Precios según plan:
SÍGANOS